¡GRACIAS! |
Muy
grata fue la sorpresa que viví en esta semana al recibir un regalo maravilloso
que verdaderamente me dejó sorprendido; de momento lo único que se me ocurrió
fue decir…¡Gracias! creo en ese instante
fue la expresión más fácil, pero a la vez creí la más completa.
Para
esto, me reuní en esta semana en un desayuno con dos amigos de los cuales uno
es de mis tres o cuatro lectores asiduos de mi blog y menuda sorpresa llevé
cuando puso ante mí un ejemplar impreso de un libro titulado “Con amor y felicidad…Larga Vida” que
contiene la recopilación completa de mis cincuenta y cuatro publicaciones del
17 de junio al 20 de diciembre de 2012, conteniendo todas las fotografías a
todo color relativas a las publicaciones, así como algunas de tipo personal,
con su listón rojo para las páginas con
pastas en color guinda y sus títulos correspondientes. Muchas gracias a mi amigo Fausto y su eficiente equipo de trabajo.
La
inclusión de la palabra ¡Gracias! en
nuestro vocabulario es símbolo de una interesante paradoja. Cada vez que
pronunciamos esta enérgica palabra reconocemos un don que nos ha sido concedido
y en ocasiones lo expresamos hasta sin darnos cuenta. Si la pronunciamos con
suficiente frecuencia desaparecerá de nuestra vida todo rastro de conciencia de
humildad; observando que siempre transitamos en la abundancia.
Por
otra parte, si la misma expresión ¡Gracias!
no la usamos con frecuencia, resulta elemental nuestra actitud parece al estar
dando todo por sentado; y, cuando esto ocurre, caminamos por la vida como
sonámbulos, algo así como cuerpos inertes.
Dar
las gracias es una expresión que nos
hace sentir vivos, y es equivalente a estar despertando, sobre todo por las
mañanas cuando está amaneciendo podemos dar las gracias a tantas cosas que
representa la oración más corta y representativa por todo lo que
constituye nuestro despertar y por las
cosas que nos esperan durante el día.
Al
empezar a revisar el texto, surgieron en mi mente tantos recuerdos y cosas
agradables que volví a vivir el momento en que las estaba desarrollando y
escribiendo frente a mi computadora, con la idea virtual de que su contenido
permaneciera en el espacio, sin precisar que en algún momento iba a recuperar
todo lo escrito; ahora convertido en blanco y negro y plasmado el esfuerzo en
un texto hecho realidad.
En
ocasiones nos resulta difícil dar las gracias a alguien de quien experimentamos
depender o sentimos temor y en esos casos es conveniente agradecer, dándole las
gracias. Otras veces puede suceder
que nos resulte difícil agradecer algún objeto o acción por creer que estamos
dando más de lo que recibimos, simplemente porque no somos conscientes de todo
lo que se nos da.
La
gratitud es uno de los medios más efectivos para sanar heridas de las que ahora
nos quedan solamente cicatrices y nos impiden disfrutar plenamente de la vida.
Decir “Gracias” puede resultar algo
difícil, sobre todo en estas fechas que la vida pasa muy rápido y nuestro
tiempo no es suficiente para hacer todo lo que tenemos previsto, pero podemos
empezar a practicar, ofreciendo nuestro agradecimiento a nuestros familiares, a los vecinos, a nuestros compañeros de
trabajo y veremos que al demostrar nuestro agradecimiento, podemos aumentar
nuestro bienestar y el de otras personas.
Tanta
gente que ha trabajado antes y lo sigue haciendo actualmente en obras de otros hombres, vivos y muertos, que sirvieron a la humanidad y a los que debemos ofrecer
nuestro agradecimiento, mediante la aportación de tareas diarias que contribuyan
en donar nuestro tiempo o dinero en alguna actividad centrada en los más
necesitados, reconociendo con ello, la abundancia que marca nuestra vida.