Mejor clima para México. |
He
escuchado los decires “soplarán otros
aires” y tal vez esa sentencia funcione ahora que estamos respirando el
aire de un nuevo gobierno que toma posesión del mandato de nuestro país y que
nos da una esperanza de que los altercados que hemos sufrido todos durante seis
años muestren otro fisonomía a un país que se le atribuyen muchas víctimas y
crueldades padecidas casi diario.
Creo
todos hemos padecido alguna peripecia en este tiempo y nos hemos callado para
evitar mayor problemática a futuro. En mi caso fui víctima de un atraco a mano
armada a mano armada (con una pistola calibre 45) después del cobro de un
cheque en Bancomer y el motivo fue el cobro y posesión de efectivo de una
cantidad razonable denunciada por el propio cajero del banco. Al menos tuve la
oportunidad de valorar más mi vida que el dinero portado, cuyo convencimiento
me hizo razonar varios escenarios.
Otras
personas han lamentado otras adversidades y hemos atravesado por un pesimismo
que estaba de moda y que ocasionó muchos trastornos al país, tal vez por esa
razón esperábamos un cambio que muestre nuevos y mejores tiempos. Diríamos “soplarán otros aires”. Pero en esta
ocasión cuando despertamos pudimos comprobar en las primeras planas de los
periódicos que hemos subestimado por completo la capacidad de sadismo y
destrucción de los humanos por los actos vandálicos cometidos por grupos
radicales de anarquistas por la serie de daños causados en el centro histórico
y daños ocasionados a la recién remodelada alameda central de la ciudad de
México.
A
veces somos muy exigentes, en vez de revisar nuestro entorno y alegrarnos de lo
que tenemos, vemos el vaso medio vacío, añoramos lo que nos falta y no podemos
poseer, sin tomar en cuenta que nuestra salud es buena, nuestras facultades son
mejores y tenemos un pensamiento que nos permite usar nuestro libre albedrío
para realizar nuevos proyectos. Pasamos el tiempo pensando que el trabajo nos
exige demasiado y que la naturaleza no nos da lo que verdaderamente nos
pertenece.
Debemos
ver las cosas con realidad, la vida es buena y por ese razonamiento tenemos la
obligación de mejorarla y apreciarla más. Si ninguno de nosotros está dispuesto
a devolver algo de lo mucho que ha recibido, nos estaremos burlando de nosotros
mismos, si nos ponemos a observar que estamos rodeados de tantos privilegios.
Es
preferible darnos cuenta que la vida está formada de momentos, como si
transitáramos sobre un largo camino de grava y por nuestras preocupaciones, no
percibimos que pisamos trozos de oro. Sería precioso que esos trozos se nos
hicieran presentes sin tener que llamarlos, pero manejamos tan aprisa nuestra
existencia, que eso nunca ocurrirá.
De
lo que muchos de nosotros no nos hemos percatado, de que no sabemos ser
felices, debemos darnos cuenta de que el universo es muy grande y dentro de él
existe mucha riqueza y que a nosotros nos corresponde aprender a ver todo el
bien que hay en el mundo y no estamos acostumbrados a devolverle aunque sea una
pequeña parte de lo que le corresponde
Estamos
acostumbrados a disponer del exterior, no teniendo tiempo en nuestra
desenfrenada carrera de detenernos un poco, dar una mirada a nuestro interior
para mejorar nuestras propias vidas, tenemos la creencia que siempre será
alguien del exterior, que nos debe decir qué debemos hacer y cómo debemos
conducir nuestro destino. Debemos amar las pequeñas cosas de la vida que en
ocasiones se nos extravían en la polvareda ocasionada por nuestros frenéticos
días.
Qué
frio consuelo nos depara el destino cuando nos encontramos atravesando una
noche invernal. Por eso es bueno decir esperar estos cambios que son muy
benéficos porque “soplarán otros aires”
que podemos aprovechar para mejorar nuestras vidas.
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