Protesta. |
En
días pasados escuché una noticia por radio en donde entrevistaron a un padre de
familia sobre los destrozos que un grupo de muchachos habían cometido en el
centro de la ciudad de México y declaraba que “actualmente las escuelas tienen la culpa de que los muchachos se
comporten así debido a que ya no los educan como antes”.
Debo
comentar que me impactó la declaración del entrevistado, tal vez se refería al
mencionar “antes” a mi generación o a
la posterior más reciente que corresponde a la de mis hijos. En cualquier
forma, se le olvidó a esta persona (o a varias), que la educación de la
infancia es una obligación que recae primeramente en los padres y en muchas
ocasiones por no otorgarla como debieran, el producto es el niño malcriado que
se obtiene de las cosechas que se produce en nuestro país.
Cuando
encontramos niños mimados y pesimamente preparados para hacerle frente a la
vida, es la actuación de sus padres que no están pendientes de enseñarles
buenas costumbres, a trabajar y a instruirse, es la respuesta más frecuente que
obtienen, al hacerlos ingratos por los diversos beneficios que reciben.
Esta
es la parte importante que se debe atender para formar mejores ciudadanos, que
corresponde precisamente a reorganizar la educación de la infancia. Todo plan
que consienta y se desarrolle en el niño, su inclinación al egoísmo perjudica
al propio niño como a la sociedad en que se desarrolla. Una resultante del
comentario que se hace, es la conducta que se observa en los grupos
inconformes, donde muestran la inquietud de sus líderes y que por egoísmo no
aceptan el resultado obtenido.
Para
no provocar este tipo de actuaciones vergonzantes, lo primero que debe
inculcarse al niño por sus padres, es imponer las reglas a que se van a someter
en el futuro. Encontramos el caso que cuando el niño es un bebé casi recién
nacido, presiente que no le hacen caso y le provoca un llanto impresionante,
por lo que los padres angustiados le ofrecen alguna bebida dulce y consiguen
que deje de llorar y tal vez hasta conciliar el sueño; en otra ocasión cuando
el bebé vuelve a llorar de peor manera, le repiten la misma dosis de refresco
dulce, volviendo a conseguir que se duerma.
Con
esta fórmula, el bebé aprende que cuando no le hacen caso debe llorar con
fuerte impulso, con lo que consigue le den un dulce y repite esta hazaña
cuantas veces quiera que le hagan caso. Lo impresionante de este simulacro, es
que cuando crece sigue con la misma estrategia, logrando imponer su voluntad
con sus padres, después de vivir varias etapas de: egoísta, voluntarioso,
malcriado y hasta pandillero.
Esta
situación puede cambiar, si desde un principio y al momento de establecer las
reglas, implantan medidas disciplinarias; y si ambas partes aceptan el pacto y
lo cumplen todo el tiempo, se obtendrán resultados positivos y así queda
logrado el primer triunfo para siempre.
Será
notoria la forma en que los niños van evolucionando y empiezan a responder en
todas las etapas a las que se enfrente, porque los principios básicos de una
buena formación, los lleva desde pequeño y estará apto para continuar una
formación escolar completa, atendiendo desde un principio a normas de su aseo
personal, cubriendo nuevas etapas escolares, deportivas y sociales, y lo
conduce a una buena trayectoria, hasta que venciendo los obstáculos termina sus
estudios, hasta llegar a ser un profesionista y lo que es más importante… “ser un hombre de bien y de provecho”.
Esta
situación está basada en la disciplina impuesta por los padres y en el seguimiento
que ejercen sobre sus hijos, para enseñarles que vivimos dentro de una sociedad
organizada y si no aprendemos desde pequeños, las normas de buena conducta que
impone la vida social, podemos exponer a los hijos a que otras personas sean
las que incriminen nuevos métodos de conducta, sin importarles que pudieran
causar algún daño en su personalidad.
Al
no saber guiar a sus hijos, es la razón por la cual ahora, en la vida real, los
padres quieren establecer una tabla salvadora, al ver a sus hijos en desgracia
porque nunca estuvieron pendientes de su conducta, ignorando varios pasajes de
sus vivencias, y hoy que ven un reflejo de su descuido, lloran plenamente para
pedir ayuda de otras personas, al darse cuenta que ellos nunca supieron
responder a su obligación y cumplir su compromiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario