jueves, 13 de enero de 2022

PLACERES DE LA LECTURA LENTA.

Siguen los primeros días del año con días fríos y se prestan para la lectura lenta y que se complemente con un buen libro para tener tiempo de disfrutarlo ahora que todo mundo trata de aprovechar los días por pandemia y muchas actividades se encuentran cerradas a lugares públicos como son salas de arte, cines y otos puntos de reunión. 

Lo que híce entonces fue tomar un libro que tenia pendiente de revisión y dedicarme a su lectura en mi mullido sillón y administrarme mi propia terapia especial que podré hacaer con un grado de lectura superlenta, con el agrado de dedicar tres horas a gozar de sus contenido, saboreando cada párrafo, deteniéndome en una oración, en una frase o incluso en una palabraa cuando sea necesario.

Una vez más la ledtura superlenta me había dado no solo placer, sino también perspectiva y me brindó ayuda a resulver mis problemas cotidianos de la vida diaria. Descrubrí las virtudes de la lectura supserlenta que desde hace varios años había dejado de practicar y decidi que tenia aque volverme avaro con las palabras y sacarle provecho a cada expresión.

Con mucho cuidado lei el prólogo y me di cuenta de la intención del autor para con cuidado escribir el libro. Me dediqué con todo cuidado a enterarme de la paciencia con que el autor seleccionó los temas del diseño del libro y solamente así entendí todo su contenido. Es dificil ver la intencion del autor cuando describe la ceremonia del te, sus preparativos y sonidos de las taacitas y hasta podía percibir el aroma que despedía la infusión del te.

Se me abrieron los ojos a la verdad de que, aunque mi cuerpo se hallara en cautiverio, mi espíritu tenía plena libertad para recorrer el mundo y apreciar las cosas y bellezas que el dutor tenía a bien describir en forma amplia, dándome la oportunidad de visitar esos lugares que de ninguna otra forma hubiera haber realizado en otro momento. Fueron vivencias inquietantes.

Como dice Lin Yutang: "Hay dos clases de lectura, la que se hace por la presión de los negocios y la que constituye un lujo. Esta última tiene algo de placer completo. Es como pasear por el bosque, en vez de ir al meecado. Uno vuelve  casa no con paquetes de compras, sino con la voz luminosa y los pulmones enchidos de aire puro.

Eso es lo que se persigue con la lectura lenta, inténtela. Como leí alguna vez en una obra, el hombre es pobre solo cuando no sabe de dónde le vendrá el próximo libro. Y si del que tiene en las manos puede extraer todo lo que el autor puso, entonces en verdad es un hombre rico que aprovecha todas las oportunidades a su alcance. 


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