miércoles, 27 de junio de 2012

¿CUÁL ES TU EDAD DE ENVEJECIMIENTO?


Algunos comentarios me han llegado sobre ¿A qué edad nos volvemos viejos? Es necesario aclarar que la vejez de nuestros antepasados, ya no existe, aunque demasiados seres humanos envejecen ahora con una mentalidad similar a la de sus padres o abuelos que envejecieron durante el siglo pasado. Para ellos la tercera edad es equivalente a permanecer en el clóset, o lo que es igual una especie de enterramiento en vida.

 La vejez ahora cuando por fin te alcanza y se te echa encima, ha esperado lo suficiente, para quienes han dejado atrás los sesenta años y sus condiciones de vida son insuperables y en cierta forma no se han dado cuenta de lo que es la vejez, ni lo que representa es; una sensación que pertenece al pasado, y ahora se habla de la “tercera edad” suponemos que estamos dejando atrás “la madurez” y con ello se inicia una nueva estación de nuestra vida.

 Es el momento en darnos cuenta que los tiempos han cambiado, hasta el punto de eliminar muchos prejuicios porque estamos utilizando activamente varios de los recursos que la tecnología y los centros de investigación han dejado a nuestro alcance y al mencionar una nueva generación, quiero referirme a que ya es posible envejecer de una manera diferente y considerar una media ponderada de edad que sitúa el comienzo de la vejez pasados los setenta años.

 Entre las ventajas obtenidas de nuestro tiempo y que hubieran sido una panacea de nuestros predecesores, figuran desde luego los avances científicos en el campo de la medicina preventiva y en los dominios de la geriatría, ya que no solo es posible prevenir determinadas enfermedades, descubrir otras que antes no se conocían y compensar con la debida asistencia médica, el desgaste que el paso del tiempo afecta al organismo humano.

La persona que vive bien su tercera edad, cuida su salud durante su edad madura con suficiente energía y estado de ánimo y cuando llega a los sesenta años, sin darse cuenta empieza a dejar atrás el fantasma de la vejez, como una ilusión de óptica. Actualmente hay varias personas en edad avanzada, que nunca envejecen; y si lo hacen, es en forma tal que nunca se enteran del momento en que se vuelven viejos.

 Ahora se considera que la vejez puede iniciarse al momento de un quebranto de salud de la persona, donde es preocupante su condición física, algo que no solamente es privativo de los ancianos, sino a todos aquellos que en plena juventud o madurez se enfrentan a una enfermedad grave, ocasionando la inevitable catástrofe de la pérdida humana.

 Llegar a la tercera edad en estas fechas, es muy diferente a la concepción de antaño. la palabra “viejo” ha evolucionado de condena a orgullo, pero lo más importante es el mantenimiento que damos a nuestro organismo, y sobre todo conseguimos el estímulo de gozar de “una calidad de vida” suficiente habiendo rebasado la interrogante ¿cuál es tu edad de envejecimiento?


lunes, 25 de junio de 2012

LO QUE SE USA SE AGUZA.


Lo que se usa se aguza.
He recibido comentarios de que cuando “la persona ya es mayor y se ha causado un daño irreversible” ¿Qué se puede hacer? Se pueden hacer muchas cosas y se puede manejar una combinación de actividades físicas y mentales, es una norma para conservarse joven e independiente.

 Debe tomarse en  cuenta que ni el ejercicio físico y mental por separado puede ser la solución idónea y duradera para una situación de daño irreversible, pero se pueden detener sus efectos; esto es,  La actividad física aumenta la afluencia de sangre al cerebro pero la mente no puede utilizar esta energía adicional si no se le da algo que hacer, porque cuando se inicia la pérdida de facultades mentales, no es posible que los ejercicios puedan recuperarlas.

 Estos programas deben iniciarse cuando se es joven. Si la memoria ha comenzado a deteriorarse, existe alguna posibilidad de detener ese deterioro; es posible que no sea demasiado tarde y varias cosas pueden intentarse si no es demasiado tarde. Por esa razón es recomendable a los jóvenes en aptitud de crecimiento físico y mental, prestar atención a su desarrollo en crecimiento, antes de que sea demasiado tarde.

 Algunas ocasiones ocurre que la información almacenada, no se ha perdido, sino que el cerebro no puede procesarla con facilidad, debido a que el sistema de recuperación ya  no funciona en forma ágil y oportuna por algún entorpecimiento.

 Antes de los cincuenta años de edad, los adultos están en plena actividad y desarrollo de sus facultades y es cuando deben tener especial cuidado de practicar sus acciones físicas y mentales. Puede darse el caso que sus gestiones laborables los tengan ensimismados en sus empleos y desatiendan sus tiempos para practicar ejercicios físicos y mentales, entorpeciendo sus facultades personales; y por lo mismo, ponen en riesgo su salud y su buena disposición para el aprendizaje de nuevos conocimientos para mejorar su imagen y su vida personal.

Sin embargo, antes de los setenta años, existen pocos signos de deterioro de la capacidad mental. Entre los setenta y los ochenta años, la memoria de los sucesos remotos sigue siendo fiable, pero se inicia la etapa de tener dificultad para recordar hechos recientes y datos nuevos o de actualidad en su vida.

 Perder las llaves de casa o del automóvil, olvidar los lentes y otros objetos menores, son descuidos comunes a cualquier edad y se deben principalmente a falta de atención de los lugares donde se guardan las cosas y eso se debe solamente a falta de atención y no de memoria, por lo regular esos casos siempre tienen una explicación y muchas veces son incidentes que le pueden ocurrir a las personas en cualquier edad.

Algunas veces ser olvidadizo con frecuencia, puede ser un síntoma de depresión y por supuesto se debe a un mal que exige tratamiento especializado. Son pocos casos de personas en edad avanzada que llegan a presentar cuadros de trastornos de la memoria.

 Para conservar una memoria ágil, es la razón por la que se  recomienda disponer de una práctica de ejercicios físicos y mentales que mucho ayudarán a la persona a desarrollar nuevas facultades en su vida personal. Es el motivo por el que siempre se recomienda darse un tiempo por corto que sea, para practicar ejercicios físicos y mentales que mucho ayudarán a mejorar la calidad de vida, comprobando que  “Lo que se usa se aguza”


jueves, 21 de junio de 2012

¿A QUÉ EDAD NOS VOLVEMOS VIEJOS?

Hay personas que disponiendo de un despacho profesional, han trabajado toda su vida productiva y disponen de una posición económica considerable que les puede permitir una vida libre de preocupaciones económicas y aun así, cruzan la barrera de los sesenta y de los setenta y continúan su vida normal trabajando con la misma intensidad como en sus mejores años, y lo cierto que aunque se dan sus pequeños lujos, no disfrutan su vejez y continúan trabajando intensamente como si eso fuera lo único que se puede hacer en la vida,  que después habrá tiempo para todo.
Esto sin considerar aquellos casos en que las personas no aceptan la edad y sin hacer caso de las barreras de la edad, continúan su vida normal y se valen de todos los métodos en vigor para “conservarse jóvenes”, es decir no aceptan la vejez y utilizan tinturas y colorantes para ayudarse en su aspecto de galanura, manejando un porte con elegancia luchando en forma permanente para continuar sus rutinas en su apariencia exterior, olvidando un aspecto importante como lo es el desarrollo de su vida interior.
En este rango es natural, la gente no se puede acostumbrar al cambio y menos aún si en algo se observa el inicio de otra época. Como en todas las etapas de la vida, nunca se conoce el paso de la niñez a la pubertad, ni a la juventud, ni el cambio a la madurez y menos a la vejez que ahora se conoce como la tercera edad, ya que no reconoce rango, sexo, condición, estado de salud, simplemente llega sin anunciarse y se establece en la persona, aunque no sea bien recibida. Si acaso hace un llamado con algunos síntomas de vejez, que la gente no le hace caso, sigue insistiendo con otras llamadas de atención y surge una pregunta

-¿Quién es?-, contestando
¡la vejez!,
¡NO ES POSIBLE!

y continua llamando y no encuentra respuesta; hasta que por fin se establece y la persona se da cuenta de…que ya es demasiado tarde. La vejez no puede esperar. Por fin ha llegado.

Lo que fue vejez hace cien años, ha cambiado mucho a la fecha; la ciencia ha avanzado considerablemente, la gente vivía su madurez a los treinta y cinco años y los ancianos llegaban muy deteriorados de salud a los cincuenta años y en muy pocos casos rebasaban los sesenta. Hoy en día normalmente, las personas que han cumplido setenta años, todavía no saben los que lo que es esa vejez, porque pertenece al pasado y porque el estado de salud actual, es muy diferente a la de sus antepasados.
La tercera edad en estos años, se encuentra en sus primeras fases, de ahí partimos para darnos cuenta que estamos dejando atrás la edad madura, e iniciamos con el ingreso a la tercera edad, o sea una nueva estación de nuestra vida. Y aquí surge una interrogante “¿A qué edad nos volvemos viejos?









martes, 19 de junio de 2012

LA VEJEZ NO PUEDE ESPERAR.

En nuestra juventud, nunca se nos ocurrió pensar en “longevidad” y menos aun que alguna vez llegaríamos a disfrutar de la edad longeva, es decir mayores de setenta años de vida; y ahora que los tenemos y vemos como una realidad nuestro presente, pensamos de otra forma, como protagonistas de nuestra vida y con la idea de disfrutarla al máximo.
Cuando por fortuna  tenemos la oportunidad de cruzar la barrera de los ochenta años de edad, es cuando se puede decir… la edad no puede esperar, pero sí se puede prever y por lo mismo, se recomienda: “LA EDAD SI SE PUEDE PREVENIR”, aunque este propósito se concibe desde edad temprana, cuando se hace un hábito no solo pensar en ello, sino en ir haciendo proyecciones para que llegado el caso, se pueda disponer de sus beneficios en la mejor forma prevista.

Se dice que nuestro país México, es un país de jóvenes, el promedio de vida de la población es de 26 años; y también se dice que de la población total o sea de ciento ocho millones, el 7% somos mayores de 60 años de acuerdo con el censo hecho en 2011 y al paso del crecimiento, en el año 2015, se estima en que los mayores llegaremos a 15% de adultos mayores.

Lo importante es encontrarle el gusto a la vida porque se dice mucho que existen jóvenes que se consideran viejos y lo importante son los viejos que se sienten jóvenes. Todo depende del estado de ánimo con que se vean las cosas. Yo considero que todas las edades son buenas, lo importante es que nosotros le encontremos el gusto a lo que hacemos y con ello nos sentiremos bien.

Se habla mucho de la vejez  y en ocasiones con mayores temores, da la impresión que la gente no quiere llegar a ser adulto mayor y cuando pasa de los cincuenta años, hace cosas que nunca antes había hecho al saber que la edad se le echa encima y en poco tiempo cruzará la barrera de los sesenta años, lo que para muchos es como la edad fatídica por ingresar al grupo de los “adultos mayores

Lo cierto es que mucha gente se resiste a cumplir los sesenta años, y mucho menos recibir el cumplido de “viejo, adulto mayor, anciano, longevo, decano”  y tantos otros calificativos que por falta de cultura, siente que se degradan, no sabiendo que es una etapa que cuesta mucho trabajo llegar a ella y cuando así ocurre, debemos aceptarla y gozarla porque tiene otras satisfacciones que con el tiempo iremos conociendo.

Hay otros individuos que al cruzar la barrera de los sesenta años, siguen llevando una vida activa porque dicen que si se retiran de lo que han hecho diariamente, “se enferman y en ese proceso se mueren”. Lo cierto es que sobre la vejez no hay nada escrito que se pudiera seguir como un instructivo previo y nos instruyera sobre la forma de  vivir cómodamente  para lograr una vida placentera y a nuestro agrado.

domingo, 17 de junio de 2012

A MANERA DE PRESENTACION.

Parece un deseo el haber cumplido ochenta años para dar inicio a una idea añeja, de cubrir una etapa por mucho tiempo acariciada, esto es, lograr comunicarme “en línea”. Sería mucho desperdicio, dejar pasar esta oportunidad que tengo, de disponer de los sistemas electrónicos y la maravilla de equipo computacional del que disponemos de inmediato.

Ha sido un privilegio vivir en estas fechas, ocurridos después de la segunda guerra mundial, contemplando el desarrollo que vivió la etapa industrial, comercial y de negocios. Tuvimos oportunidad de conocer la televisión comercial, poder admirar la llegada del primer hombre a la luna como un hecho notable; así como ver el inicio de sistemas de comunicación que acercaron al mundo con imágenes inmediatas en sus cinco continentes. Se logró prolongar la vida de los seres humanos con las investigaciones realizadas por las Universidades y los centros de ciencia, y por los investigadores de laboratorios especializados que han certificado sus resultados y han dado origen a tratamientos médicos y nuevos fármacos en el mercado, cuyos beneficios han sido ampliamente conocidos, procesados y distribuidos en mercados internacionales.

Hoy tengo la edad en que puedo ver las cosas con más calma, distraerme en lo que a mí me gusta y dedicar mi tiempo en lo que deseo hacer, siempre con el interés de seguir creciendo y realizando aquellos sueños truncos que por fin se les ha llegado su momento; sin temor de quedar mal o bien con alguien y sobre todo, sin hacer caso de lo que digan, acariciando ilusiones que se convierten poco a poco en esperanza.

Recuerdo mi niñez, los ancianos fueron pocos y muy reverenciados, cosa que ahora los consideran como un problema social.  En nuestro país a estas fechas disponemos de siete millones de ancianos y muchos de ellos los sorprendió la edad y deben refugiarse a vivir con sus familiares, que los consideran como una carga por las frecuentes enfermedades y achaques, mereciendo mayores cuidados y atenciones. En este sentido, el gobierno no ha cumplido debidamente su compromiso de “atención a los ancianos”.

Si me preguntan ¿Si soy más sabio en mi vejez? Es algo que nunca se me ha ocurrido investigar y mucho menos saber; lo que si reconozco es que soy más tolerante. Cuando joven no fui afectuoso, pero la vida me ha cambiado y he sido apasionado, aunque ahora me agrada sobremanera saber que la gente me estima y me place verdaderamente el afecto que recibo, lo considero como una recompensa que la misma vida me enseñó para agradecer.

He recibido cariño y mucho amor de mi familia a la que me he consagrado durante los años recientes, pero también he recibido ofensas y he aprendido a sortear las ingratitudes, mismas que se me han olvidado, porque para ser feliz, hay que aprender primero a perdonar y eso me lo han enseñado los años y principalmente los principios adquiridos en casa paterna, mi religión que la tengo bien arraigada. Me gusta socializar y tengo varios grupos de amigos, muchos de ellos desde la escuela profesional y los conservo desde hace más de sesenta años, con gratos recuerdos de nuestros años mozos. Mucho debo a las mujeres desde mi niñez a mi madre, con su buen humor y variadas emociones de la que guardo gratos recuerdos. A mi esposa que ha tenido a bien soportarme desde hace más de cincuenta años y que ha permanecido conmigo en todo momento. Tengo dos hijos que han sido siempre la razón de mi lucha y ahora son hombres de bien y dignos de mi admiración y respeto. A todos ellos los amo verdaderamente.

Una falla de la vejez es la muerte de los amigos, cuando reconozco que las filas de mi generación se ven mermadas por decesos inesperados, quedando el recuerdo de vivencias que se fortalecieron con el tiempo.

Mis mejores deseos es que estas experiencias obtenidas, puedan servir a una o dos personas que me lean y me daré por bien servido, si logran obtener algún beneficio, sobre todo de que puedan preparar con tiempo su vida, para experimentar una vejez más agradable que como yo, le puedan agradecer al universo haber pertenecido a esta generación.