LA NOBLE CREACIÓN DEL LIBRO

Su forma exterior es propiamente la misma desde hace 2000 años, es tan funcional, es tan funcional el libro que no se puede mejorar. Sin embargo, por su índole el libro es el más noble de los objetos comunes de este mundo. Es un vehículo de enseñanza e ilustración, nos da acceso a incontables gozos o penas.

 Con un toque de la mano nuestro libro se abre súbitamente y nos introducimos a un mundo silencioso, para visitar lugares remotos, descubrir tesoros ocultos o remontarnos hasta las estrellas. En 1971 por decisión unánime de las 128 naciones afiliadas a ella, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, proclamó al año 1972 como el año del Libro.

 Todo mundo aprobó la resolución como lo más explicable. El libro es el producto final de como una investigación de esfuerzos realizados, en muchos lugares del planeta. Es como si toda la humanidad hubiera participado en su creación.

 Los chinos nos aportaron el papel, Fenicia inventó nuestro alfabeto, aunque formato definitivo se introdujo en Roma y el arte de imprimir con tipos movibles se debe a Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos, perfeccionaron la creación de los libros.

 Nos resulta difícil imaginar una sociedad sin libros, como la de nuestros remotos antepasados y revivir la historia del enorme esfuerzo que hizo posible la epopeya del libro ya que en el hombre dio por dibujar figuras representativas de las cosas. Quizá la más antigua pictografía data desde hace más de 6000 años.

 La literatura en esos años, estaba confiada exclusivamente a la transmisión oral; pero la ágil mente mediterránea requería un medio mejor para conservar el lenguaje hablado. Así en el año 105 de nuestra era, irrumpió el papel en la historia.

El siguiente avance revolucionario se hizo en Oriente en 1439, un laborioso alemán, Johann Gutenberg comenzó a probar otra forma de escribir y fue con la utilización de la imprenta con la que se elaboraron diversos escritos hasta que se perfeccionó el libro. El género humano tiene motivo para sentirse orgulloso de ese acontecimiento, pues nos da a conocer  la mejor muestra de su ingenio. ¡Viva el libro!...