HISTORIA DE UN NIÑO CHINO DE 7 AÑOS.
Capturado por soldados japoneses a
los 7 años de edad, este niño chino encontró un nuevo hogar y la felicidad en
la tierra del enemigo, en junio de 1943 tras una batalla a lo largo del río
Kuang Ho, en la provincia de Honan China Central, el enemigo Japonés capturó
500 soldados chinos.
Entre ellos encontraron a este niño
de siete años, de ojos vivarachos, andrajoso, empapado y víctima del hambre y
del agotamiento físico, que se quedó atónito frente a las bayonetas de los
soldados japoneses, sin soñar siquiera en qué pasaría aquel encuentro en qué se
celebró aquel encuentro.
En junio de 1942, su madre y él
conocieron a un teniente del ejército chino llamado Kuo, adscrito a una unidad que iba a
su ciudad y que le tomó afecto, decidió tomarlo a su cuidado, por lo que su
madre lo confió con él y me dijo “Quiero que estudies mucho” y lo abrazó con
mucha ternura.
El teniente Kuo le dijo: “Loyang es
el pueblo donde yo nací y al llegar te enviaré al colegio. Casi al llegar al
Río Kuang Ho cayeron en una emboscada del ejército japonés y los encerraron en
una cueva. “Hasta capturamos a un niño” alardeaba uno de ellos. -Me dieron un
tazón, algo que no había comido en mucho tiempo y acepté mi vida entre ellos.
El sargento Kurauchi me trató muy
bien y me dijo: “El teniente Kuo te encomendó conmigo porque no podía hacer
nada por ti”. En marzo de l944 nos
trasladamos a Wangye-miao más al sur y yo me adapté al ejército Japonés y
conocí al Capitán Masataka Kachi cirujano militar, a quien estaba destinado a
llamarle “Padre” con quien llegué a mi mayoría de edad.
No tuve inconveniente de abandonar
mi tierra nativa, al lado del capitán Kachi, tenía casi 10 años el 15 de agosto
de 1945, día de la capitulación de Japón. El barco atracó en el Puerto de Uraga
en el Japón Oriental y entré en calidad de “civil militarizado”.
No salía de mi asombro, casi todos
los edificios de Uraga estaban en ruinas y los soldados veían con desaliento el
estado de su país y cuando se separaron de decían: “Toshibo, cuídate y obedece
al capitán Kachi”. Han transcurrido 27 años desde aquel día de 1946 en que
comenzó mi vida como uno más de la familia Kachi.
El capitán eligió Hikari como mi
apellido, en memoria de la división 37 a la que también se conocía como la
Hikari (División Ligera) después de haber regresado a sus hogares. Cuando
aprobé los exámenes de ingreso en la Escuela de Comercio de la Universidad de
Kumamoto en l955 la noticia los llenó de alegría.
Ahora he solicitado la ciudadanía y
he formado mi propia familia. Tengo un buen empleo en una Compañía Comercial de
Kobe. Me doy cuenta de lo precioso que es cada día de mi vida. Quien
podría imaginarse que yo llegara a donde hoy me encuentro. Quizá solo mi Madre
podría haber soñado algo semejante.
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