Es
importante considerar que estamos viviendo un tiempo de espera, debido a un
cambio de gobierno como lo hemos esperado en sexenios anteriores, creyendo que
todo va a mejorar y que serán tiempos mejores que nos van a beneficiar por
muchos ofrecimientos que siempre nos han hecho de lo que va a ocurrir en años
venideros.
Es indudable que muchos de nosotros hemos
llegado a dominar el neurótico arte de pasar gran parte de la vida preocupados
en un sinfín de cosas, aceptando que dominen nuestra mente en el momento
presente y con ello nos domina la ansiedad, terminamos deprimidos y
desesperados
Por otro lado también posponemos nuestros
momentos gratos, nuestras prioridades manifiestas y lo que es más importante
nuestra felicidad, convenciéndonos con frecuencia de que “pronto” tendremos una vida mejor
y más agradable. Por desgracia esa dinámica mental que nos dice que siempre
debemos estar mirando hacia el futuro, no hará sino repetirse, con el resultado
final que ese plazo nunca
llegará.
Mientras estamos ocupados en desarrollar “otros planes”, nuestros hijos también están
ocupados haciendo su vida, las personas a las que queremos se mudan de
domicilio o de población, nuestros compañeros de muchos años pierden su forma
física y los sueños se nos escapan de las manos, dicho en otras palabras se nos
pasa por alto la vida.
Hay muchos casos en que la gente vive como
si su existencia solamente fuese un ensayo general para que llegado el momento
se encuentre capacitada en una fecha futura. En la realidad no ocurre así. Nadie
tiene la garantía de que estará acá el día de mañana. Ha descuidado “el ahora” es lo único que tiene y representa
el único tiempo del que todos podemos ejercer algún control.
Además, cuando nuestra atención se
concentra en el momento presente, el miedo lo apartamos de nuestra mente y nos
dedicamos a manejar la realidad. El miedo solamente es una preocupación por
acontecimientos que podrían suceder en el futuro con un resultado diverso.
Por eso es recomendable que fijes tu
atención a vivir “aquí y ahora” porque si te pasas la vida
pensando en lo que pueda ocurrir en el futuro o lo que ocurrió en el pasado y
te está afectando esa carga, tendrás como resultado que desatiendes el momento
presente que es lo único que te pertenece y es lo que puedes disfrutar
plenamente.
Los ofrecimientos debemos escucharlos y no
estar esperanzados a que se cumplirán. Podemos empeñarnos a mejorar nuestra
vida con un mejor trato a nuestros familiares, desempeñándonos mejor en
nuestras actividades personales, aprovechando las oportunidades que se nos
presenten y sobre todo “vivir hoy” que es lo más importante que tenemos y de lo
que podemos disponer.