Asiduos seguidores de Crí Crí. |
Escuchaba
en días pasados en una reunión familiar, algunas melodías infantiles de Crí Crí
que motivaron una charla de su autor Francisco Gabilondo Soler (el Grillito Cantor) quien
durante los años treinta y ochenta ocuparon la mentalidad de los niños
mexicanos y viajaron por los siete mares y explotaron la tierra entera,
mostrando la belleza y la verdad eterna que hay en las cosas sencillas.
Con
ese recuerdo me vino la idea de escribir de mi paisano. Cri Crí nació en la
ciudad de Orizaba, Veracruz en el año 1907 y sus padres Emilia y Tiburcio
quienes tenían una gran afición por la música; tal vez por esa razón el pequeño
Francisco asoció la música con la felicidad. Cuando él tenía 7 años sus padres
se divorciaron y Emilia se mudó a la Ciudad de México y dejó a su desconcertado
hijo en manos de sus abuelos maternos.
Cuando
Francisco tenía 12 años abandonó los estudios y comenzó sus viajes de la casa
de sus abuelos en Orizaba y la de su madre en la Ciudad de México. En la
capital se dedicaba a varias actividades de comercio y con eso ayudaba en los
gastos de su casa materna. A los 19 años aprendió a tocar el piano en forma muy
especial. En los baños “Mancera” en Orizaba tenían una pianola y fascinado
observó como las teclas subían y bajaban solas; después, se sentó e interpretó
la misma melodía y así se inició en el piano que le ayudó a futuro a componer
su repertorio musical.
En
1931 inició su carrera como artista en la estación XYZ de radio como “El Guasón del Teclado” con sus canciones
y contando Chistes. Después Emilio Azcárraga fundador de la estación rival XEW
le pidió que debería hacer algo especial para los niños y así fue como
transmitió su primer programa infantil con canciones y cuentos.
Al
término de la emisión Don Emilio le preguntó: ¿Por qué no presenta usted las aventuras de un animalito? Y
Francisco recordó sus tiempos de niño que el grillo canta a las estrellas y a
los árboles y evocó la antigua leyenda del grillito como violinista de la
naturaleza. Así fue como nació “Crí Crí,
el Grillito Cantor” y así fue como los niños mexicanos conocieron al
auténtico Crí Crí.
Después
surgieron cientos de canciones: “El
Chorrito” en recuerdo a la fuente de la casa de sus abuelos. “El Ropero” una remembranza de la
abuela, “La Marcha de las Letras” las
cinco vocales que salen de los libros, “La
Muñeca Fea” una muñeca desechada con ojos llenos de hollín, La Merienda como alusión personal.
Durante
los años cuarenta produjo nuevas composiciones, con marcado sabor mexicano y
algunas otras que evocaban a España, Rusia, Argentina China, Arabia, Estados
Unidos y el Caribe. En el mundo de la música, produjo polcas, valses, tangos,
jotas, marchas, minués, blues, jazz, baladas y otros variados géneros.
A
finales de los años cincuenta y al principio de los sesentas la Época de oro de la radio llegó a su fin y así fue como los niños
mexicanos escucharon la última transmisión en vivo de Crí Crí el Grillito
Cantor. Durante los años sesenta y ochentas, se calcula que se vendieron 9
millones de discos y discos compactos, con cuyas ventas Crí Crí tuvo holgada seguridad
económica, principalmente por la venta de sus discos.
En
l974 se mudó con su familia al poblado San Miguel Tocuila en el Estado de
México donde edificó una amplia y cómoda casa blanca con sus techos rojos, y
siguió componiendo canciones infantiles, muchas de ellas muy conocidas y otras
inéditas.
Finalmente,
el 14 de diciembre de l990 a las 13.30 Hs. Dejó de existir Crí Crí quien fue un
símbolo nacional de la música infantil que cubrió toda una época para niños de
todas las edades, incluyendo generaciones de padres, abuelos y nietos mexicanos
que supimos quererlo siempre y hasta la fecha es recordado con mucho cariño.