Es
muy posible que nuestras generaciones aprenden rápidamente por imitación de
otros lugares donde hemos visto que los hechos se repiten continuamente y
disponemos de patrones cultivados a seguir en otros países y siguiendo los
altos niveles de violencia en nuestro país se manifiestan de diferente forma y
a diferente escala.
Con
esos modelos de conducta y con un sentimiento profundo me refiero a la terrible
tragedia ocurrida en un colegio de Monterrey y con mucho respeto a todos los
afectados directos e indirectos que nos puede conducir a diferentes reflexiones
por corresponder a un sistema obsoleto cuya sanación nos debe conducir a varias
reflexiones.
Como
respuesta de diferentes estudios de neurociencia han dado como respuesta que la
exposición a la violencia afecta diferentes estructuras de exposición a la
violencia afecta las órdenes y la operación del cerebro.
Las
causas pueden ser: la misma exposición a la violencia como los frecuentes
noticieros que nos endilgan, los videojuegos al alcance de todos los menores,
la difusión masiva de las redes sociales, las frecuentes noticias de la nota
roja, las alteraciones cerebrales en la conducta de los adolescentes así como
la agresión y mala toma de decisiones en la atención de los jóvenes en los
casos de que su cerebro está en formación para conseguir un funcionamiento
completo en su madurez.
Lo
ocurrido en Monterrey es un asunto que se da en otras tantas poblaciones
grandes donde se observa una gran exposición a la violencia que aunado a la
corrupción y extorsión que se da en la vida pública, provoca más actos
violentos y cada vez nos sorprendemos menos de los acontecimientos de tragedia.
La
medida tomada por el gobierno de revisar mochilas de las escuelas puede
resultar una medida parcial para conseguir una prevención de delitos, pero debe
ser respaldada por los padres en el seno de los hogares, donde no es suficiente
la compra de ropa adecuada y útiles escolares para sus hijos, sino cuidar que
el hijo tenga las condiciones adecuadas para estudiar, siempre en contacto con
la escuela y reorganizar la vida con sus guías de estudio en casa. Esto ayudará
a evitar muchos malentendidos y fricciones que llegan a surgir después. Basta
con un poco de imaginación.
Estamos
viviendo actualmente la era de la incredulidad. Los patrones de comportamiento
que dictan las costumbres y rutinas a seguir, llegarán a un grado tal que
llegaremos nuevamente a recuperar la
capacidad de sorprendernos y lo lograremos porque necesitamos sobrevivir.
Aun
así, es posible que la sociedad demuestra su indignación por los hechos ocurridos, aunque un sector de
la misma se muestra indiferente, considerando que los jóvenes son los más
directamente afectados por la exposición a la violencia.
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