viernes, 24 de febrero de 2017

LA ALEGRÍA DE PRACTICAR EL BIEN.

Fundación para Ancianos. Matías Romero.
¿Has tenido oportunidad de ayudar a alguien que lo necesita en un momento difícil? Si lo has hecho que bien te podrás sentir después de ejecutar tu acto de bondad. Pero más agradable se sentirá la persona que recibió tu ayuda, es un acto que la sociedad se vuelve más unida y todo el mundo se beneficia. Por esta misma razón las personas altruistas son deseables como amigas: suelen ser más cooperativas.

Cuando las personas se ofrecen a ayudar, se produce un efecto dominó que se extiende a toda la comunidad. Al ver que otros abren su corazón para ayudar a quien lo necesita, en ellas queda sembrada una semilla que quizá tarde o temprano las lleve a hacer algo igual. Y nos unimos más a las oportunidades de usar nuestras habilidades y talentos en favor de otros.

Tú también puedes empezar a brindar ayuda a los demás y si te interesa puedes empezar por cosas pequeñas que pueden ser de mucha ayuda y no te exigen mucho tiempo ni esfuerzo y te darás cuenta que cuando realizas una buena acción por alguien, pones en marcha una larga cadena de actos de bondad.

Otras formas de ejercer ayuda a los demás consiste en dar las “Gracias” a la persona que te cede un lugar en el metro o el metrobús, al mesero que te atiende en un restaurant,  agradecer a los demás es una buena acción cuando te ceden el paso, quizá tú seas el beneficiario de la ayuda, pero con solo decir “Gracias” estas correspondiendo a esas atenciones. Cuando empiezas a poner atención, hay muchas oportunidades de hacer buenas cosas.

Si tu interés es mayor para hacer el bien a los demás, puedes acudir a una Fundación o una Organización donde se practica la filantropía y otorgar tus servicios a los residentes en asilos para ancianos, orfanatos en niños de condición calle, cruz roja, hospitales y tantas otros lugares que solamente en la Ciudad de México existen más de 500 instituciones que atienden servicio público.

Por eso quienes manejamos estas actividades nos sentimos satisfechos cuando hacemos el bien a otras personas que lo necesitan, por eso experimentamos gusto cuando detenemos una puerta para que pase otra persona o cualquier otro servicio que origine una mejora a los residentes de una casa hogar. Un acto de bondad produce una actitud positiva y aumenta el bienestar y la autoestima, nos motiva para realizar estas labores cuantas veces sea necesario.


Creo que tenemos el impulso propio de conectarnos para prestar una ayuda que beneficie a quienes lo necesitan. Es parte de nuestra naturaleza porque aumenta las probabilidades de servir como individuos útiles a personas que lo necesitan y cuando practicamos buenas obras satisfacemos esas necesidades a gente que verdaderamente lo necesita y su mejor respuesta son las bendiciones que brindan a quienes les ayudan.


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