Palacio Municipal ahora Museo. Orizaba, Ver. |
Me
celebraron cuando cumplí los 80 años con varias festividades que guardo en mi
memoria como un tesoro invaluable y en esas fechas sentí entrar a una nueva
etapa de mi vida y como había escuchado alguna vez: ¿Había vuelto a mi segunda infancia?, entrando a una nueva etapa de
mi vida que corresponde al rito de transición.
Como
una respuesta a esa celebración me propuse iniciar este blog que tienes a la
vista y que está cumpliendo 5 años ininterrumpidos de publicación, dos veces a
la semana como producto de una serie de experiencias que tuve a lo largo de mi
vida activa, por lo que considero que esto que me sucede actualmente lo
considero como un milagro.
He
realizado todo lo que había proyectado desde muy joven, habiendo salido de una
familia humilde de mi natal Orizaba en Veracruz, llegué a mi segunda ciudad que
adopté por gusto la Ciudad de México donde realicé mis estudios profesionales,
terminé mi maestría y doctorado y pude desarrollarme en actividades de buen
nivel en todas ellas. Mi satisfacción es haber viajado por varias ciudades del
mundo, siempre acompañado de mi esposa Ma. Teresa y mis dos hijos Daniel y
Rafael mis fieles compañeros de viaje y a quienes siempre consideré la razón de
mi lucha. Ahora la familia crece con mucho orgullo Aida y mi único nieto
Alejandro, de todos ellos me siento muy orgulloso.
Yo
entiendo amable lector que en algún momento de tu vida te unirás como yo a la
minoría octogenaria si logas escaparte de los tres asesinos frecuentes: la
hipertensión, la diabetes y el cáncer que tanto aquejan a nuestro país.
¿Quieres saber lo que encontrarás en esta nueva etapa?
La
verdad es que se ha especulado mucho sobre los octogenarios, ya que se siente
uno tan fuerte como siempre, aunque muchas veces viviendo de sueños y
recuerdos. Considera que la vejez sólo es un concepto mental que aceptamos
utilizar algunas veces, porque el “Yo”
verdadero y cierto, no tiene edad.
Ahora
cuando he tenido la oportunidad de transitar por algunas Casas Hogar de
Ancianos, me he dado cuenta que los vicios peculiares relativos a la edad son:
el desorden, la vanidad y la avaricia, siendo este último el peor de todos y
muchas veces acaba a la gente.
Considero
mi vida como una serie de desafíos, porque cada nuevo achaque lo considero como
un enemigo que debe ser derrotado con fuerza de voluntad, cada octogenario
necesita poner en práctica un proyecto de trabajo para mantenerse más vivo.
Puede continuar en alguno largamente acariciado, o bien otro totalmente nuevo,
puede iniciar un nuevo negocio; o bien, puede “Dar su tiempo” a una
institución de beneficencia, para corresponder en algo a tantos beneficios
recibidos en su vida, pero debe ser lo suficientemente ambicioso como para
exigirse sus mejores esfuerzos físicos y mentales.
Mis
esfuerzos no serán en vano si ayudan a reafirmar mi identidad, para tener la
tranquilidad suficiente de expresar con mayor confianza en mí mismo: “Yo fui esto”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario