Legalización. |
Dentro
de las actividades que desempeña la Suprema Corte de Justicia de la Nación en
su calidad de autoridad máxima, amanecimos con la noticia de la legalización de
la marihuana, lo que abre un nuevo camino en calidad de defensora de la
Constitución que ahora dio el primer paso porque a ella corresponde la
definición cotidiana de las libertades.
Esta
noticia debe celebrarse no solamente por el sentido de su resolución, sino por
el acontecimiento de su fallo; no sin antes las acaloradas discusiones
llevadas a cabo por los Ministros en
pleno, mediante un ejemplar proceso, donde el Estado Mexicano se inclina ante
el individuo que muestra sus capacidades para demostrar su razón con elementos
legales que se convierten en lo que dicta
la ley.
Con
esta resolución se afecta principalmente a los beneficiarios directos de este
enorme margen de ganancia como son los narcotraficantes y a todas aquellas
personas que obtienen una paga directa por corrupción de la guerra contra las
drogas y que resultan cómplices en este negocio que por cálculos elaborados por
gente que conoce de estos renglones, la prohibición les ha propiciado
incalculables beneficios, cuyos intereses han dado utilidades que han generado
una guerra terrible de violencia.
Con
estos comentarios se trata de ilustrar que actualmente las cárceles de nuestro
país están copadas por miles de personas que nunca han hecho daño a nadie ni han
infringido alguna ley por algún acto grave, pero que se encuentran privadas de
la libertad, por el hecho de posesión o consumo de drogas y desde luego
repercute en forma directa el gran costo económico que soporta la sociedad
mexicana y por supuesto afecta a todos los familiares de los encarcelados que
en conjunto han sufrido una tragedia personal.
Las
opiniones están muy divididas entre el público debido a que se elimina la
prohibición. De acuerdo con los principios de cada persona, tienen derecho a
tomar decisiones sobre su cuerpo y su salud, y por supuesto también deben hacer
una valoración sobre la prohibición. Es de tomarse en cuenta que durante todo
este tiempo, el aumento de consumo fue
constante y no se ha podido disminuir su uso y da como resultado que un 75% de
la ocupación de los penales, se refiere a gente detenida por consumo de drogas
prohibidas.
Esperamos
que pronto se ponga a trabajar la maquinaria oficial, para que los legisladores
hagan su parte y el ejecutivo ponga en actividad la reglamentación y dar
continuidad a los logros obtenidos hasta hoy y pronto se normalice la situación
de las miles de personas que nunca han hecho daño a nadie y privadas de su
libertad por posesión o consumo de drogas, con el mejor deseo de que pronto
rehagan su vida con sus familias.
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