Lo
más posible si hacemos una pequeña encuesta entre un grupo seleccionado de
personas sobre ¿Cuáles son sus preferencias? Y ¿Qué es lo que más desearían
tener en la vida?, obtendríamos respuestas diversas de la primera pregunta,
sobre las cosas más variadas de “Posesión
externa, de objetos o cosas”, y en relación a la segunda respuesta,
obtendríamos una respuesta uniforme “Quiero
ser feliz”.
Por
opiniones recibidas de grupos de personas me he podido dar cuenta de que pocos
seres humanos se consideran a sí mismos felices. Esta muestra considera que poca
gente es feliz, aunque todos tenemos la capacidad de serlo; sin importar el
dinero que tengas o no tengas, sin importar el nivel de responsabilidad que
tengas dentro de un rango empresarial y mucho menos el lugar donde vivas. Esto
quiere decir que aun con suficientes satisfactores a disposición de cada
persona, “dispones en ti mismo no sólo el
poder de ser feliz, sino el poder de experimentar una gran abundancia de
felicidad.
Para
disponer de esta característica no es sólo de librarse de la depresión y del
dolor, sino consiste más bien en disponer de una sensación de alegría y de
vivir maravillado de la vida, no importando que la propia vida se afecte de
malos momentos personales de tristeza o la depresión. Lo importante es hacer
frente a estas adversidades pasajeras a que nos enfrenta la vida, revirtiendo
esos conceptos, convirtiéndolos en momentos gratos que nos permitan gozar de
alegrías y convertirlos en éxitos.
Muchos
de nosotros posponemos nuestra felicidad con frecuencia y en ocasiones lo
hacemos indefinidamente. No se trata de que esto nos ocurra con o sin
frecuencia, pero escuchamos opiniones: de que “algún día seré feliz” “cuando termine mis estudios y me titule, seré
feliz” “cuando acabe de pagar mis deudas, seré feliz” y tantas otras
expresiones con las que no podemos darnos cuenta que la felicidad es por
momentos y en ocasiones cuando menos lo esperamos. Nos convencemos de que
mejoraremos de forma de vida: cuando nos casemos, cuando tengamos nuestro
primer hijo, cuando nuestros hijos sean mayores, y la lista de preferencias se
hace más larga cada vez y llega un momento en que es interminable.
De
lo que pocas veces nos damos cuenta es que la vida sigue su marcha y la verdad
es que no existe mejor momento para ser feliz, que vivir el ahora que es lo único que tenemos, porque de otra manera
no te das cuenta de que la vida se te está pasando y no lograrás ser feliz en
la medida de tus deseos. Tu vida estará siempre llena de retos y lo mejor es
que te des cuenta y te decidas a ser feliz en todo momento que puedas serlo.
Esta perspectiva debe ilustrarnos de que en la vida no existe ningún camino que nos conduzca a la felicidad. Ya que “la felicidad es el camino en sí”.
Yo en lo personal desarrollo mis actividades con
apasionada entrega, actuando como si el éxito dependiera solamente de mí. Sin
embargo una vez hecho todo lo que estaba en mis manos, trato de olvidarme en
todo lo posible de lo que hice, y no me creo expectativas de la forma en que el
mundo va a recibir esas actividades. Conscientemente he decidido dejarme de
sorprender por la alegría y eso me ha dado resultado, por lo que es una
elección que tú puedes hacer en tus actividades y lo importante es que
disfrutes el momento presente que puede darte muchos momentos felices.
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