lunes, 23 de noviembre de 2020

RECUPERE LA ALEGRÍA DE VIVIR.

 


Se de antemano que seguimos pasando tiempos difíciles y la incógnita es no saber hasta cuando pasará esta situación que nos aterra a todos por la forma en que se presenta sin ningún recurso de información de canales autorizados oficiales o particulares.

 Millones de personas la soporta sin recibir ningún tratamiento y corremos el riesgo de padecer trastornos físicos o mentales en algún momento de la vida y por fortuna tenemos a nuestro alcance varios medios eficaces que pueden resultar útiles para combatirlos.

 Cuando una persona está deprimida le resulta difícil darse cuenta de su problema y lo que más afecta aes la falta de comunicación y asistencia por cierre indefinido de las diferentes instituciones que pueden ayudar en estos casos y es lo que entorpece la solución que pudieran tener estos problemas.

 La gente se siente paralizada sin motivación ni esperanza y con la autoestima por los suelos y lo más triste es que no puede explicar en este encierro a sus familiares y amigos lo que están sintiendo porque su vida parece marchar bien y no existe una razón lógica para que estén tristes, sienten experimentar un poderoso sentimiento de culpa.

 Si los síntomas no son tan graves, ¿cómo sabe si se requiere ayuda? A los especialistas les preocupa que la infelicidad se haya convertido en una enfermedad y que se le combata innecesariamente con medicamentos y psicoterapia.

 Sentirse infeliz de vez en cuando es parte normal de la vida. De modo que antes de someterse a un tratamiento, es importante determinar la gravedad de cada caso y tratar con mucho cuidado la gravedad y duración de los síntomas causantes de la depresión.

 Cabe señalar que la depresión con frecuencia se acompaña de ansiedad y no existen pruebas de que los tranquilizantes sean de mucha ayuda para aliviar ambos padecimientos, sin embargo lo que puede funcionar para combatir la depresión, suele servir para reducir la ansiedad.

lunes, 16 de noviembre de 2020

ES BUENO VIVIR HOY.

 
Todo indicio actual da la impresión de la incomodidad de la gente y con frecuencia escuchamos opiniones de malestar, los diarios a los que no debemos hacer caso, dan a conocer noticias negativas y eso motiva las quejas de toda clase.

 Aunque no lo creas, es suficiente con que levantes la cara y observe un cielo azul sin nubes, un sol maravilloso, días espléndidos, amanece temprano con una claridad completa y anochece temprano, clima de otoño con un fresco que con un suéter ligero es suficiente y la diferencia consiste en el encierro actual por la pandemia que padecemos y las medidas dictadas por las autoridades urbanas locales.

 Basta con un poco de reflexión para considerar los cuidados que tenemos para permanecer en casa, atendiendo la mayor parte de actividades “en línea”, esto es: escuelas, trabajos y actividades laborales para laborar en casa. Iniciando nuevas rutinas que en lo sucesivo serán los nuevos sistemas de actividades.

¿Por qué insistir que el mundo va de mal en peor? Siempre ha sido así y olvidamos la equivocación de alguna predicción de catástrofe del pasado El crecimiento demográfico a fines de los años 80 o la aseveración de ciertos expertos que el mundo se iba a acabar el 1° de enero del año 2000.

 Como explicar la pobreza y el hambre hasta no hace mucho tiempo en China, el país más poblado de la tierra que padecía frecuentes hambrunas en las que morían millones de personas, hoy en día esa situación es impensable siendo ese país la segunda potencia mundial.

 Todo indicio actual da la impresión de la incomodidad de la gente y con frecuencia escuchamos opiniones de malestar, los diarios a los que no debemos hacer caso, dan a conocer noticias negativas y eso motiva las quejas de toda clase.

 Aunque no lo creas, es suficiente con que levantes la cara y observarás un cielo azul sin nubes, un sol maravilloso, días espléndidos, amanece temprano con una claridad completa y anochece temprano, clima de otoño con un aire fresco,  con un suéter ligero es suficiente y la diferencia consiste en el encierro actual por la pandemia que padecemos y las medidas dictadas por las autoridades urbanas locales.

 


martes, 10 de noviembre de 2020

MEXICANA GANA CONCURSO EN MONTREAL.


La compositora mexicana Cristina García Islas quien también posee la nacionalidad canadiense remitió una muestra de su trabajo para ser valorada por el jurado, la obra que le fue valorada por el jurado este año, por la Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) para conmemorar los 250 años del músico alemán y estrenada en México.

La pieza orquestal ganadora, será estrenada en junio de 2021 en un concurso titulado Beethoven y el destino. Y parecería que que el destino  obró en su favor, pues la autora se enteró del concurso apenas una semana del cierre de la convocatoria.

 La autora hizo una ilustración para su obra a la que decidió llamar Re-Silience, un título que alude a la resiliencia ante la actual crisis por la pandemia de Covid-19, así como a una imperceptible grandeza. En seis horas logró escribir ese minuto de música que le abrió las puertas, descubriendo su potencial a trabajar bajo presión.

 Fue el propio Yannik Nezet Séguin, quien además de batuta artística vitalicia de la orquesta, es director musical de la Metropolitan Opera House de Nueva York y pedía hablar directamente con ella y comenta que fue cálido y elogioso de su trabajo. “Me emocioné mucho por expresar el gusto por mi música”.

 Nezet Séguin, invitó a Cristina a viajar en Marzo de 2021 a Montreal, para trabajar juntos con la orquesta, antes de que la partitura sea publicada  por el Canadian Music Centre en Quebec, la nueva pieza además, formará parte del catálogo orquestal del mismo centro.

Que su obra sea interpretada por la Orquesta Metropolitana de Montreal, le representa una valiosa oportunidad de mayor proyección de su trabajo. Haber ganado el concurso es una reafirmación de todas esas veces de duda. Es como decir “Vale la pena lo que estás haciendo”.

lunes, 2 de noviembre de 2020

DÏA DE MUERTOS EN MËXICO:

El día 2 de noviembre se intercede por las almas de los fieles difuntos y se instituyó a finales del Siglo X por el abad Odilón de Cluny, quien ordenó que en todos los monasterios se hiciera la celebración con misas, votos, responsos, limosnas y oraciones, así los vivos pueden ayudar a sus muertos mediante plegarias.

Por esto es costumbre adornar en cada casa un sitio con ofrendas mortuorias de carácter ritual y de identidad cultural, que son la composición de calaveras de personajes populares. Para ellos se dispone el comedor de la casa, para que la familia conviva frente al altar con la seguridad de que sus difuntos estarán contentos.

El olor de los alimentos se mezcla con el copal que inunda el ambiente con una cortina de humo que purifica y aleja a los malos espíritus; sobre la mesa se colocan todos los alimentos que en vida le gustaban al muerto y todo ello enmarcado con flores de colores vivos.

La finalidad de los altares de muerto es recordar a los familiares que han fallecido. A los niños se les recuerda el 1° de noviembre con alimentos especiales para ello.  A los angelitos se les recibe con un olor penetrante a mirra con la finalidad de regar flores de la puerta de la casa al altar para que identifique su hogar como señal de bienvenida.

El 2 de noviembre doblan las campanas anunciando que ya se van los muertos y se reúnen las familias llevando incienso para anuncia el regreso de las ánimas. A partir del día 3 comienza el intercambio de ofertas entre los parientes y compadres.

Los días de muertos se conocen como fiestas de -todos santos- o como -día de las ánimas benditas, la tradición dice que éstas llegan desde la noche del 31 de octubre y tienen licencia de visitar a sus parientes que se han quedado en la tierra, mismos que los agasajan con objetos y comida de su gusto en vida, así como su retrato e imagen de su devoción.

A las románticas noches de “noches de muertos en panteones” se añade el aroma del copal y no es extraño oír mariachis empalmando su música con la de grupos autóctonos que hacen sonar el caracol y la ocarina, palos de lluvia y teponaxtles como lo indica la tradición, son noches para no dormir sino para velar y reencontrarnos con nuestros muertos.