Hoy muchas personas no hacen pausas para valorar lo que tienen y mucho menos para expresar gratitud. Nuestro estilo de vida que busca satisfacción inmediata puede ser la culpable. Los medios comerciales y las redes sociales inducen a los jóvenes a sentirse el centro del universo. Si todo gira alrededor de ellos, ¿Porqué debían agradecer a los demás?.
Por muchas razones. Los estudiosos que quieren expresar gratitud tienen mayores niveles de felicidad, una presión arterial más saludable y mejores razones interpersonales, disponen de un mejor sueño, se deprimen menos y toleran más los sentimientos cuando son adversos. Estos beneficios son duraderos. Investigadores canadienses estudiaron cartas de agradecimiento o hicieron buenas obras a lo largo de seis semanas y observaron que tenían mejor salud mental, menos dolores corporales y mejores energías.
Cuando no pueden cambiar algo, eligen la gratitud y se centran en lo bueno: poder caminar con sus propias piernas, seguir vivas y ser independientes, quizá sea una especie de confianza de que pueden afrontar el paso del tiempo y enfocarse en las cosas correctas. Los estudios han confirmado que las personas que reciben mensajes de agradecimiento, experimentan emociones positivas.
Son sorpresas felices, no es como esperar a que alguien te detenga una puerta para que pases. Es más probable que te sientes agradecido si recibes ayuda inesperada. No es lo mismo que el portero te sostenga la puerta a que lo haga un desconocido, porque ese no es su trabajo. Los receptores de actos de bondad o de gratitud inesperada, son más propensos a devolver el favor o a realizar actos similares.
Dar y recibir gratitud también profundiza las relaciones. Cuando una persona expresa gratitud a su pareja con regularidad y hace que se sienta apreciada, es más probable que se expresen gratitud y aprecio el uno al otro y se mantengan unidos.
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