CAMINOS A LA FELICIDAD.
Todos tenemos la capacidad de
sentirnos bien, de vivir contentos sin sentirnos abrumados por las
preocupaciones del mundo actual, lleno de tensiones y apremios. Todo lo que
hace falta es asumir plenamente la responsabilidad de nuestra propia vida y
ocuparnos en la tarea de cuidarnos.
Esto no significa que la existencia deba ser un constante sacrificio, disfrutar plenamente de la vida es la mejor receta que conozco para conservar la salud. Para sentirnos bien hay que conocer a fondo nuestros sentimientos y deseos y prestarles atención. Todos vivimos con prohibiciones que quizá fueron apropiadas en nuestra niñez, pero que ya no son aplicables en la edad adulta.
En otras ocasiones hemos tocado un objeto cualquiera sin sentirlo realmente, o inhalado sin captar ningún aroma, oído sin escuchar, o mirado sin ver; por lo general nuestros sentidos duermen, como si los desconectáramos para evitar que nos distraigan de las tareas en que estamos concentrados.
Es importante no juzgar el valor de las cosas por su precio. En esta época de inflación ni siquiera los millonarios pueden permitirse vivir como tales. Pero no hace falta poseer millones para disfrutar plenamente de la vida. Es importante que las personas gocen de sus posesiones o tesoros.
Hace algunos años adquirí tres botellas del mejor champaña. Su precio era alto para mi presupuesto. Durante cinco años las guardé en espera de la ocasión que ameritara el descorcharlas. Al final alguien me advirtió que la champaña puede echarse a perder si se añeja demasiado. Con ese motivo y sin celebración especial de fecha, mis familiares y yo abrimos las tres botellas y las degustamos.
La vida tiene momentos muy singulares, ocasiones en que la emoción alcanza su cima, más que reprimirla hay que darle libre curso, nada tiene que ver correr en la calle, en lugar de andar a paso normal, o abrazar efusivamente a un amigo con quien hasta ahora hubo solo un trato formal.
Retornemos a la admirable época de la niñez, a la capacidad de reaccionar sin inhibiciones cualquiera que sea el momento y el lugar, lo importante es ¡Vivir la vida!...
Disfrutar siempre los pequeños momentos que con el paso del tiempo, se vuelven grandes recuerdos. ¡Sonreír, vivir y disfrutar!
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