Se de antemano que seguimos pasando
tiempos difíciles y la incógnita es no saber hasta cuando pasará esta situación
que nos aterra a todos por la forma en que se presenta sin ningún recurso de
información de canales autorizados oficiales o particulares.
Millones de personas la soporta sin
recibir ningún tratamiento y corremos el riesgo de padecer trastornos físicos o
mentales en algún momento de la vida y por fortuna tenemos a nuestro alcance
varios medios eficaces que pueden resultar útiles para combatirlos.
Cuando una persona está deprimida
le resulta difícil darse cuenta de su problema y lo que más afecta aes la falta
de comunicación y asistencia por cierre indefinido de las diferentes
instituciones que pueden ayudar en estos casos y es lo que entorpece la
solución que pudieran tener estos problemas.
La gente se siente paralizada sin
motivación ni esperanza y con la autoestima por los suelos y lo más triste es
que no puede explicar en este encierro a sus familiares y amigos lo que están
sintiendo porque su vida parece marchar bien y no existe una razón lógica para
que estén tristes, sienten experimentar un poderoso sentimiento de culpa.
Si los síntomas no son tan graves,
¿cómo sabe si se requiere ayuda? A los especialistas les preocupa que la
infelicidad se haya convertido en una enfermedad y que se le combata
innecesariamente con medicamentos y psicoterapia.
Sentirse infeliz de vez en cuando
es parte normal de la vida. De modo que antes de someterse a un tratamiento, es
importante determinar la gravedad de cada caso y tratar con mucho cuidado la
gravedad y duración de los síntomas causantes de la depresión.
Cabe señalar que la depresión con
frecuencia se acompaña de ansiedad y no existen pruebas de que los
tranquilizantes sean de mucha ayuda para aliviar ambos padecimientos, sin
embargo lo que puede funcionar para combatir la depresión, suele servir para
reducir la ansiedad.
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