Hemos pasado por el periodo en que las cosas pequeñas están siempre de moda
y han ocurrido ocasiones en que despertamos y comprobamos con los periódicos diarios
la cantidad de feminicidios y la destrucción de los seres humanos.
Y aun así, la vida es tan emocionante: las charlas, los amigos, nuestro entorno
en medio de nuestros propios problemas y por lo mismo nos preocupa cuando todo
está vertido de problemas. Por eso nos duele tanto cuando está en peligro porque
si pensamos en ella, recordamos lo maravillosamente callada que puede ser.
Sabemos que si nos quedara de vida solamente seis meses por delante, nos
aferrarìamos con ambas manos a cada día, a cada hora. Pero en lugar de
alegrarnos por todo lo que tenemos, vemos el vaso medio vacìo. Pensamos que el
trabajo nos exige demasiado, que los hijos presentan una terrible responsabilidad.
Digàmoslo sin rodeos: la vida es maravilloso y por eso tenemos la
oblicaciòn de mejorarla. Si ninguno de nosotros está dispuesto a devolver algo
de lo mucho que ha recibido, nos estaremos burlando de tener tantos
privilegios.
Es fácil decir que no nos queda un minuto libre, que las 24 horas del día no
alcanzan.
Así que lanzo este reto; aprendamos a ser felices. Aprendamos a ver todo el
bien que hay en el mundo y a devolverle aunque sea una parte de las bendiciones
que hemos recibido. Amemos las pequeñas cosas que diariamente nos está dando la
vida que con frecuencia se nos olvida.
Agota el instante que estás viviendo hoy, sea lùgubre o luminoso, no
volverà a ser idéntico en otro momento. En ocasiones perdemos la capacidad de
asombro y a veces lo recuperamos gracias a las lecciones duras que nos da la
propia vida.
Hermoso Tio.
ResponderEliminarProfundo de ver las pequeñas cosas, gracias por su enseñanza de vida.
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