Cotorras Argentinas. |
En una lectura reciente, me llamó mucho la atención que España siendo una nación
que pertenece a la Unión Europea se halla poblado de loros en fechas recientes,
siendo Sudamérica una de sus principales proveedoras de aves que nosotros en
nuestro país podemos considerar como aves silvestres, anidan en diversos
lugares y son consideradas como aves domésticas.
La lectura que se comenta, a fines de los años ochenta fueron importadas unas 190.000 cotorras argentinas fueron
capturadas en Sudamérica, donde ya representan una plaga agrícola, para ser
vendidas en España.
En la actualidad la invasión se repite por todo el país ya que un censo
elaborado en 2015 por unos 600 voluntarios que calcularon unas 20.000 cotorras
argentinas y unas 3.000 cotorras de Kramer localizadas en las principales
ciudades españolas.
España importó en forma legal más de un millón de loros desde l986,
principalmente fueron aves procedentes de Uruguay y Argentina que son países donde
esas aves son consideradas como plaga agrícola y son capturadas en bandadas.
Las cotorras como cosa curiosa, aprendieron a abrir sus jaulas y se escapaban
o eran directamente liberadas por sus dueños dentro de sus propias casas. Se
considera que estas especies pueden llegar a vivir unos 20 años y son consideradas
como una de las cien invasoras más peligrosas de Europa.
Se ha observado que las cotorras pelean por la estancia en los árboles y están
extinguiendo a los murciélagos, destrozando su frágil piel de sus alas.
Las cotorras argentinas ya empiezan a salir de las ciudades y ya han
arrasado plantaciones de almendros en algunos lugares de Málaga.
En 2015 en datos del censo que hizo la Organización SEO/Birdife en España,
se ha encontrado que en Madrid se encuentran cotorras argentinas: l0.800 en
Barcelona 62.48, en Valencia 698 y en Málaga 2.467. Y cotoras kramer: en Madrid
l1.300, en Barcelona 165. En Sevilla l.367 y en Santa Cruz de Tenerife 371.
En 2013, el Gobierno español prohibió la tenencia y la venta de las dos
especies de cotorras, aunque los ejemplares procedieran de la cría en
cautividad, pero fue demasiado tarde porque las poblaciones silvestres son tan
grandes que se sostienen solas y crecen exponencialmente. El único control que
existe es la caza con balines, pero
muchas dedicadas al cuidado de los animales han protestado por ello, aunque la
ley lo permite.
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