Desde mi adolescencia me he vanagloriado de haber nacido
entre los años 30 y 40 y en mis últimos aniversarios he pensado que soy un
joven del siglo pasado, pero más que orgulloso de mi supervivencia, porque no
hay mèrito en ella, el crédito es atribuible a esos genes heredados de mis
padres que fueron de antepasados longevos entre los dos lados.
Además, mucho tiene que ver todos los avances de la
ciencia médica y la higiene, el promedio de vida ha aumentado considerablemente
en los últimos años. Los ancianos ya no son curiosidades reverenciadas, ya
representan actualmente un problema social.
Los avances científicos y tecnológicos, nos han permitido
gozar de mejor salud y vivir tranquilos y sin enfermedades cuando atendemos los
síntomas en forma oportuna. Ni un solo día de enfermedad, -nos ufanamos-
excepto un resfrìo esporàdico, o el aviso de algún dolor inesperado que debemos
atender con el especialista.
Somos buenos al pretender ser modestos, nos negamos a
reconocer alguna vez que estamos equivocados o que somos incapaces de hacer
algo. Sin embargo, detrás de nuestra
estulticia también está la certeza de que la edad no marcha matemáticamente año
tras año a la par del calendario. La edad real de cada uno se mantiene
inmutable durante largos perìodos.
Actualmente me da grima ver muchos jóvenes que truncan
sus estudios para dedicarse a trabajar en labores diversas que no les otorgan
ningún beneficio, desperdician su vida y dañan su cuerpo con alcohol, tabaco,
drogas o cualquier otro enervante que le afecte su salud y desperdician su vida
sin ningún oficio ni beneficio.
En esos casos tal vez falta la orientación de sus mayores
que pueden ser padres, tutores o familiares cercanos que también están ocupados
en sus actividades propias y no les interesa ayudar a los jóvenes que en alguna
forma necesitan su apoyo para mejorar su vida. Estos casos son muy frecuentes
cuando encontramos pandillas de menores que son perseguidos por las
autoridades.
Es muy conveniente cuando el adulto llegue a los 45 años
o menos, no es demasiado prematuro comenzar a planear la época de su
jubilación, porque el arte de vivir consiste en sentirse siempre joven sin
mayores preocupaciones que le aquejen y con una salud inquebrantable.
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