Batalla del 2 de Abril de 1867. |
Para hablar del 2 de abril debe darse el crédito al
General Porfirio Dìaz, quien al frente de 4,000 hombres salió de Huamantla y
llegó a Puebla el 9 de Marzo de 1867 ocupando sin resistencia el cerro de San
Juan e inició las operaciones de sitio de Puebla.
La madrugada del dos de abril la artillerìa republicana,
empezó a tomar las posiciones del Carmen y en el momento en que se concentraban
los defensores en ese lugar, en forma simultanea empezó a arder un lienzo
empapado de resina en las trincheras de la plaza de Puebla, donde más tarde
entró Porfirio Dìaz con su ejército triunfante.
Con aquellos hombres se podían emprender las más audaces
aventuras y las más inverosímiles empresas, porque el alma porfiriana se había
repartido en aquel puñado de héroes equiparable a un sol que se rompe en varios
astros para formar un sistema planetario.
Los Generales Noriega y Tamariz que estaban al frente de
las tropas enemigas, se habían retirado a los cerros de Loreto y Guadalupe
donde tenían su frente de batalla y temìan que según la Ley del 25 de Marzo
decretada por Juárez, la epopeya resultase coronada por la tragedia. Pero no fùe
así. El General Diaz no manchò su hazaña, dispensando la vida de los
sobrevivientes cautivos. La batalla del 2 de Abril se empapò en sangre de
héroes, pero no en sangre de víctimas.
El 5 de abril de 1867 saliò el General Dîaz a Tlaxcala
con el propósito de alcanzar y batir al General Leonardo Màrquez, quien al
enterarse de la noticia, ese mismo día de la rendición de Loreto y Guadalupe,
se retirò rápidamente a México al no poder hacer otra cosa.
El General Dìaz alcanzó la columna enemiga en San Diego Notario,
pero Màrquez tras un pequeño combate de caballerìa, escapò y con un cambio de
ruta tratò de despistar a sus perseguidores. Aunque el General Diaz procurò
volver a añcanzarlo, pero Màrquez evitò el golpe y continuó su hábil y ràpida
retirada.
Al triunfar la República, se perfilò Porfirio Dìaz como
el héroe máximo de México, pero arriba de su grandeza heroica, figuraba su
grandeza de ciudadano.
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