El Samurai de la Canción. |
La
semana pasada platicando con mi esposa en un desayuno familiar y escuchando la
estación de radio El Fonógrafo, le comentaba que “el famoso cantante Pedro
Vargas habiendo sido tan famoso en su larga vida de cantante, y ahora se le consideraba
en el olvido, por mucho tiempo no se escuchaba ninguna de sus interpretaciones
y por lo mismo ya se le había olvidado por su público en nuestro país”.
Por
razones de información, me enteré: con fecha 4 del presente mes, la UNESCO le dio el
reconocimiento a Pedro Vargas como “Tesoro de la Cultura Popular Mexicana”.
Premio que fue recibido por el doctor Manuel Ramos Medina, director del Centro
de Estudios de Historia de México Carso, lugar en que se encuentra depositado
ese archivo, el que da cuenta de todos estos acontecimientos con muchas
fotografías.
Se
tiene conocimiento que Pavel Granados quien es ensayista y editor, y es
coordinador del catálogo de música popular mexicana. Hizo una investigación de
las canciones d Pedro Vargas y encontró 151 discos, muchos de ellos
desconocidos, pero todo este material ya está disponible en la Fonoteca
Nacional, ubicada en Av. Francisco Sosa 383 en esta ciudad.
Pedro
Vargas tenía preferencia de interpretar en la mayoría de sus actuaciones, las
canciones del compositor veracruzano Agustín Lara quien además de ser amigos
muy cercanos, fue su “compadre del alma”.
En muchas actuaciones durante los años treinta y cuarenta, hicieron pareja
artística cantando en lugares como: El Patio, El Ciro´s del Hotel Reforma, El
Retiro, entre otros lugares considerados de primera categoría en esas fechas.
Yo
recuerdo en mi años mozos, cuando se me hacía tarde para estar en casa paterna
para ver por televisión los jueves a las 8.30hs el famoso programa en
televisión “El Estudio Raleigh de Pedro
Vargas”, donde muchas veces se transmitía con la asistencia
de Agustín Lara al piano y tuvimos oportunidad de conocer a varios artistas de
fama internacional, de la talla de Joaquín Pardavé, Dolores del Río, Ricardo
Montalván, Anthony Quinn, Ricardo Montalván, María Felix, José Alfredo Jiménez,
todos ellos mexicanos de origen aunque fueron famosos en el extranjero.
Finalmente
recuerdo cuando su deceso en l989, fue velado en la Basílica de Nuestra Señora
de Guadalupe, donde el pueblo de México tuvo la oportunidad de despedirlo, y
donde la Curia Mexicana aceptó que así se hiciera para corresponder a la
demostración que había hecho en vida hacia esa religión, donde siempre reconoció
haber nacido en una familia católica como lo son todos los mexicanos humildes y
él siempre manifestó asistir a la iglesia, sin haber pensado nunca dejar su
religión.
¡Descanse
en Paz el Samurai la canción Don Pedro Vargas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario