He tenido oportunidad de ver la forma en que
evolucionó nuestro país durante la segunda mitad del siglo veinte y la forma en
que la técnica ha avanzado a pasos agigantados durante ese lapso, en el
desarrollo de las naciones y donde se ha observado que las distancias y la
falta de infraestructura ha determinado que los países pobres dispongan de
pocas oportunidades de progreso.
Se ha observado que los avances científicos y
tecnológicos han transformado a los países que se han reunido en el mercado
globalizado, permitiéndoles construir conectividad y acceso a nuevas ideas en
la práctica de negocios y tecnologías en las que México ha participado
marginalmente.
La capacidad de acercar productos a mercados y
materias primas a centros de distribución de manera oportuna, será el factor
que determine la riqueza del país. La clave del éxito en ese entorno reside en
la conectividad y ésta la determina la infraestructura y la aplicación de tecnologías
que lo permitan.
Siempre se ha establecido que la infraestructura es
base del desarrollo. Para lograrlo, debemos conectar las áreas urbanas a través
de las fronteras urbanas para alinear mejor a las personas, recursos y
mercados, considerando a las ciudades como base de la construcción del país.
La infraestructura es necesaria para promover la
cercanía entre las personas, recursos y mercados, de tal suerte que se
convierta en un trampolín al desarrollo y en este sentido, los recursos son
escasos y no todos contribuyen al desarrollo.
Se ha establecido que la conectividad en los negocios
se ha considerado como el medio para acelerar el crecimiento de los
negocios. Elevar cadenas de
distribución, constituye la forma más rápida para elevar la tasa de crecimiento
y además, es necesario promover cadenas de proveedores que las alimenten, con
la finalidad de ampliar empleos y generación de riqueza.
En nuestro país es parcial porque buena parte de la
planta industrial sigue aislada de la globalización y ésta se ha convertido en
un vehículo de transformación parcial. La conectividad se convierte en una
plataforma para el desarrollo integral de la sociedad.
Se ha demostrado que no es el capital ni las
instituciones lo que hace que unas naciones se vuelvan ricas, sino las ideas
que dignifiquen la imaginación para promover cadenas de distribución que
amplíen los mercados y se promuevan mayor número de empleos que originen
el mejoramiento económico de nuestro país.
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