VIVIMOS LA ERA DE PAZ Y LIBERTAD.
El mundo, nos dicen a diario,
avanza a pasos agigantados hacia el desastre. Después del siglo más brutal de
la historia, probablemente el XXI será todavía peor advierten los
catastrofistas, que abarcan todos los colores políticos, la derecha señala
nuestra inevitable decadencia; la izquierda nos
reprocha el desperdicio de recursos.
Aunque hemos resuelto
en gran medida necesidades materiales, nuestro bienestar psicológico ha
recibido duros reveses.
¿Por qué insistimos en creer que el mundo va de mal en peor? Siempre ha sido así y siempre olvidamos la equivocación de alguna predicción de catástrofe del pasado. La explosión demográfica produciría una hambruna en América, incluyendo la mentira de que el mundo se iba a acabar a finales del siglo pasado.
El presente es bueno, vivimos en la era de paz y libertad más duradera de la historia de la humanidad. El futuro si excluimos algún siniestro que pueda llegar a ocurrir, será mejor, de acuerdo a la opinión de expertos internacionales. Y no podemos decir lo mismo del pasado, una época en la que prevalecían el hambre, la violencia y la intolerancia.
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