lunes, 20 de abril de 2020

MUJER MEXICANA EN LA NASA.


De niña fue criada en Matehuala, San Luis Potosí de una familia de origen humilde, viajaba con su abuela a EU para trabajar en el campo, como muchos inmigrantes lo hacen. Dorothy Ruiz recorrió un camino largo para llegar a ser una de las operadoras de vuelo de la Estación Espacial Internacional.

En l986 vio por televisión al transbordador espacial Challenger cuando se desintegró en una explosión cuando un sinfín de preguntas se apoderaron de ella: ¿Cómo funciona un cohete? ¿Cómo llega al espacio? ¿Cómo sucedió este accidente?

A los 16 años migró a EU donde padeció discriminación por no tener pleno dominio del idioma y lo superó demostrando que las matemáticas y la ciencia son su idioma universal. Ha recorrido un largo camino para llegar a ser una de las operadoras de vuelo para la Estación Espacial Internacional.

Su labor en NASA y en una jornada normal, Dorothy llega a las 7.30 hs. a ocupar su puesto de trabajo y un colega de turno le informa los pormenores importantes ocurridos y pendientes donde desempeña sus labores para enlazar comunicaciones entre la tierra y los astronautas que flotan a una altura entre 335 y 460 km por encima del planeta para facilitar operaciones de vuelo con la  Estación Espacial Internacional (EEI).

Alguna de las tareas que Ruiz y su equipo de ingenieros realizan, son el enlace de video y audio con la tripulación para mandar archivos y órdenes de otros sistemas, monitorear señales de enlace con las estaciones terrestres. Dice: “No podemos dejar a los astronautas solos en ningún momento”

Todo esto tal y como lo vivió en 2013 cuando recién certificada como operadora de vuelo, estuvo presente en la interrumpida caminata espacial del astronauta italiano Luca Parmitano, quien de repente sintió un líquido cerca de su rostro y su espalda, recuerda Dorothy .

“Fue un accidente que pudo haber terminado con la vida de Luca. La atención rápida, las conducciones del director de vuelo y la decisión que tomó para regresarlo de inmediato a la EEI fue lo que le salvó la vida, gracias a los diversos simulacros que se han realizado con oportunidad.


martes, 14 de abril de 2020

UNA VACUNA COVID-19 MEXICANA.


La contingencia sanitaria por Covid-19 que atraviesa México se ha convertido en una meta común para distintos esfuerzos científicos concentrados desde tres vertientes: diagnóstico, tratamiento y prevención.

En relación a esta última destaca la labor de la investigadora en medicina molecular Laura Palomares, cuyo equipo de investigación desarrolla una vacuna con el trabajo realizado en años recientes contra el dengue y el zika.

Me refiero a una vacuna en donde ya tengamos todo el equipo de producción de desarrollo. Muchas veces pensamos que el laboratorio va a descubrir una vacuna y va a llegar al paciente, pero para eso se requiere mucho tiempo y esfuerzo en el desarrollo de los procesos para la producción.

Con esta idea presente, la investigadora ha impulsado el desarrollo de una de estas plataformas tecnológicas y de metodología enfocada en los mencionados zika y dengue, afecciones particularmente significativas para México por sus altas cifras de contagio cada año en varios lugares.

El resultado ha sido creado con tecnología de ADN recombinante que la química Laura Palomares califica como “una quimera”. Para entonces tener una partida viral que contiene esas secuencias que inducen la protección cuando se utiliza esta vacuna aplicada al paciente.

Este mismo trabajo de tomar el antigénico -porciòn del virus, uno no envuelto por una membrana, es la base para la vacuna del coronavirus que se encuentra en investigación. Ahora quitamos (a la plataforma) lo de zika y dengue, le ponemos lo de coronavirus y ya se puede disponer de una vacuna. Destaca  la Comisión Universitaria para atención de emergencia.

Ahora se están haciendo los procesos de producción de la vacuna zika y dengue, van a ser los mismos que para Covid-19 para poder hacer el escalamiento y disponer de toda la documentación necesaria para la producción  la evaluación de eficiencia en animales y se tendrán que hacer en instalaciones de bioseguridad.

Esta operación se retrasa por falta de financiamiento, para lograr que los científicos mexicanos lo desarrollen en sus laboratorios y llegue a los usuarios que son los portadores del trabajo científico descubierto.