Niños Jugando. |
El fin de la semana pasada tuve oportunidad de reunirme
con mis amigos de antaño y le llamo así porque nos conocimos hace 66 años
cursando nuestros estudios profesionales y para esto debo comentar que todos
somos mayores de 80 años, así que puedo decir que estamos en pleno uso de
nuestra jubilación y tomando la vida con mucha tranquilidad.
Considero que los amigos no solamente nos acompañan a lo
largo de nuestra vida, sino que con frecuencia comparten nuestro entendimiento
y nos escuchan cuando comentamos nuestras preocupaciones, nuestra soledad y nos
apoyan en momentos necesarios cuando nos ayudan a ser lo que somos en
diferentes etapas de nuestra vida.
En tantos años vividos, muchos de ellos se han quedado a
medio camino y es la razón por lo que yo le digo a mis amigos que somos muy
afortunados en continuar reuniéndonos con frecuencia en nuestros desayunos y
seguir disfrutando de nuestra amistad con nuestras familias y en todos los
casos disponiendo de nietos que forman nuestra tercera generación.
Hacemos de cuenta que nuestra amistad se inició hace
muchos años y continuamos una conversación interminable, la que sin tantos
rodeos podemos retomar sin importar la distancia física, ni tampoco el tiempo
transcurrido desde la última vez que nos reunimos, porque habrá nuevo material
para iniciar un nuevo comentario de varias aventuras ocurridas.
En los amigos existe la ventaja que nosotros podemos
escogerlos con libertad y agrado; no así como ocurre con nuestros hermanos o
familiares cercanos que nos llegan y debemos compartir la vida nos agrade o no
en diferentes etapas.
Es el caso que la amistad es espontanea y de nosotros
depende que la manejemos como una virtud que implica una absoluta generosidad
llana y simple y en forma desinteresada. Para conseguir esa finalidad, debemos
entregarla sin desconfianza, esperando una reciprocidad, porque de lo contrario
no podrá ser una amistad sincera.
No hay nada más reconfortante y enriquecedor, que los
momentos donde hacemos sobremesa de nuestros desayunos de nuestros amigos, si
no estamos de acuerdo no importa, en ese momento se encuentra nuestra amistad
para limar asperezas y lleguemos a un acuerdo o no, para seguir dialogando.
Por eso considero que somos afortunados, por continuar nuestra
amistad y seguir dialogando en nuestras reuniones que esperamos se prolonguen
por muchos más años.