Las evaluaciones más recientes sobre los efectos del café, en la salud de aquellas personas bebedoras de café, han demostrado que beberlo puede ser más saludable que dañino. Su consumo se ha asociado a un menor riesgo de padecer todo tipo de dolencias como enfermedades de alta peligrosidad, De hecho, en numerosos estudios llevados a cabo en todo mundo el consumo de entre cuatro y cinco tazas es razonable.
Tal vez el hallazgo más dramático sea el cincuenta por ciento de disminución del riesgo del suicidio entre quienes lo toman de forma moderada, quizá debido a un incremento en la producción de sustancias químicas cerebrales antidepresivas.
Tal y como concluyeron investigadores de una Escuela de la Universidad de Harvard publicado en el año 2020 aunque los datos disponibles en la actualidad no permiten recomendar el café o la cafeína con la certeza de que puede prevenir enfermedades para la mayoría de la población, beberlo sin excederse "puede formar parte de un estilo de vida saludable".
Pero no siempre fue así. Además de los efectos nocivos que se le han atribuido, en 1991 la Organización Mundial de la Salud lo incluyó en la lista de posibles sustancias cancerígenas. Sin embargo en algunos de los estudios cuyas conclusiones ya han sido desacreditadas fue el hábito de fumar y no el café, lo que produjo cierto riesgo cancerígeno.
